Cosas de chicas.

Esta Navidad los Reyes Magos me trajeron  algo que había pedido, pero que no sabía lo maravilloso que  era hasta que lo he tenido en mi poder y lo puedo usar continuamente.

Me refiero a una depiladora facial. 

He de decir que soy muy perezosa para los temas de cuidados continuos de belleza, a pesar que siempre me ha encantado el mundo del maquillaje y cuidado personal. Pero la pereza es un mal en mi personalidad.
Esto es todo lo que venia en la caja.

El caso es que este pequeño y aparentemente poco útil utensilio, es una maravilla. Pasas por el baño, te miras en el espejo y de repente, Aaaagggg ¡Un pelol!.  Y aquí viene la diferencia: no es lo mismo pillar unas pinzas y empezar a quitar uno tras otro pelo (porque una vez que ves un pelo, te arrimas al espejo y ves muchos), que abrir el depilador facial y darle al botoncito...... que maravilla, en un plisplas quedas divina.

 


El cabezal de depilación, es como véis aquí. Como las máquinas depilatorias convencionales que tienen muchas pincitas y al girar van arrancando el vello de raiz.  Pero en esta ocasión, es un cabezal pequeñito y puedes inclusive depilarte las cejas.




También se pueden quitar y lavar adecuadamente.


Además, la versión que me han regalado tiene el cabezal de cepillos rotatorios y es genial para la limpieza de cutis, cuello y escote. Me parece agresivo para el día a día, pero una o dos veces en semana, es ideal. Lo mejor de todo es que puedes aprovechar el momento de la ducha para usar los cepillos (pero no el depilador).




Creo que contar las buenas experiencias, pueden ayudar a mejorar la vida a los demás. Así que, aquí os he dejado la mía.

Besitos.

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